Icono del sitio yon jimenez

¿Podrás encontrar en Adelaide el sueño australiano?

Australia se ha convertido en un destino llamativo para quienes desean trabajar y estudiar en el exterior.  Esta enorme isla con una de las economías más prosperas del mundo, recibe cada año miles de estudiantes internacionales que llegan con la ilusión de aprender inglés, ganar algunos dólares y porque no, si todo sale bien, convertir la tierra austral en su hogar definitivo. El gobierno australiano desarrollando una inteligente estrategia de negocios, comprendió que entrelazar la migración y los servicios de educación, era una forma efectiva de general billones de ingresos para su país.

Cada día, en decenas de vuelos, llegan de muchas partes del mundo, entre ellas Latinoamérica, miles de estudiantes ilusionados en poder lograr el sueño australiano. No obstante, en muchas ocasiones, quien llega no tiene la información real o necesaria para enfrentar lo que le espera, y es allí cuando, sus ilusiones se pueden convertir en una gran pesadilla.  Una desilusión que no solo nos afecta emocional y físicamente, sino que, en casos extremos, involucra problemas financieros que nos ponen contra la pared en un país donde el gobierno espera que tengamos los recursos económicos suficientes para mantenernos durante nuestra permanencia en Australia.

El leer los comentarios de aquellos que han llegado recientemente a Adelaide y que no han encontrado en esta ciudad las oportunidades que esperaban, me hizo recordar de aquellos días en los que, también, pasé contratiempos y pensé que había cometido un gran error al llegar a esta ciudad.  Lo cierto es que, al mirar hacia atrás, lo que he aprendido es que nos dejamos ilusionar tanto por las maravillas que ofrecen los que promocionan la tierra austral, que perdemos la objetividad y olvidamos que nos embarcamos en un avión rumbo a un país que no es el nuestro y que no habla nuestra lengua. 

Recuerdo perfectamente que, hace más de ocho años, estaba tan emocionado con recopilar todos los documentos que requería para la visa, que olvidé tomarme el tiempo de investigar cosas simples como la forma más efectiva de enviar dinero desde mi país a Australia, condiciones climáticas, requisitos para alquilar una casa, documentos que debía traer traducidos, entre otros.  Al final, esa falta de información me costó dinero y me demostró que había llegado a este país teniendo poca idea del como funcionaban aquí las cosas.

Algunos de los comentarios, trajeron a mi mente que, antes viajar, quien me estaba asesorando en mi proceso, me dijo que Australia era el único país del mundo que necesitaba gerentes en todos los sectores de su economía y me dio a entender que, muy seguramente, al bajarme del avión ya tendría varias ofertas de trabajo.  A pesar de que empaque en mi maleta mis mejores vestidos de paño y corbatas, y estaba más que listo para ser llamado a cientos entrevistas, lo cierto es que entender mi realidad en cuanto al mercado laboral australiano fue una gran desilusión que me tomó tiempo de procesar. A pesar de enviar cientos de hojas de vida y aplicar a cuanta oferta de trabajo encontraba, al final, comprendí que mi nivel de inglés, las condiciones de mi visa de estudiante, mi falta de conocimiento de este país y el no saber cómo escribir la tan famosa “cover letter”, me hacían un candidato poco atractivo para cualquier empresa.

Después de tres meses, viendo que mis pocos ahorros se reducían y con más desesperación que ilusión, me dije a mi mismo que lo de ser gerente no seria por ahora y que debía encontrar un trabajo en lo que todos llaman “lo que sea”.  Entonces, tomé la hoja de vida que a un amigo le había enviado uno de sus conocidos, puse mis nombre e información general y pasé de ser un gerente a un cleaner con varios años de experiencia. La verdad es que, aun así, no fue tan fácil conseguir ese primer empleo, en algunas entrevistas a las que fui llamado, no entendía o no sabía cómo responder a las preguntas que me hacían en inglés.

Por fin, conseguí algunas horas, limpiando en un céntrico hotel desde la media noche hasta las cinco de la mañana.  Trasnochado todos los días, pero más tranquilo, los diecisiete dólares que ganaba por hora (sin recargo nocturno o de fin de semana), me sirvieron para dejar de gastar lo poco que me quedaba para pagar mis estudios.  Obviamente, con el tiempo, entendí que aquel pago no era el mejor, y que, si quería un mejor empleo, debía mejorar mis habilidades de comunicación. Pero, apareció un nuevo problema, me di cuenta de que seis meses no eran suficientes para aprender inglés y que con pocas horas de trabajo era difícil pagar la renovación de la visa.

Después de pedir prestado dinero aquí y allá, estaba satisfecho, podía quedarme en Australia por más tiempo. Sim embargo, y regresando a mi realidad, mejorar mi inglés para tener un mejor trabajo, me embarque en lo que mi profesor denominaba: “sumergirse en el aprendizaje de una segunda lengua”. Al comienzo fue difícil, dejar de escuchar música en español, no pasar horas viendo las noticias de mi país o reproducir cuanto video me enviaban en los grupos de WhatsApp, hicieron que me distanciara de algunos que había dejado en mi tierra natal.

Al año de haber llegado, logré dejar de tener cinco trabajos y correr de un lado para otro.   Las horas que trabajaba por fin me permitían ahorrar algo de dinero y sentía que mi inglés iba mejorando.  Sin embargo, lo cierto es que mi historia, en este país, cambió cuando dejé de pagar la universidad, saldé mis deudas y pude trabajar todas las horas que podía.  En cuanto al trabajo profesional, ese no fue tan rápido, aunque he escuchado historias de gente con mucha suerte, lo cierto es que esa es una búsqueda que puede tomar meses o años. 

Finalmente, aunque a muchos les desagrada esta ciudad, rodeada de hermosas playas, con atardeceres hermosos y una de las mejores regiones vinícolas del mundo. Adelaide es una de las pocas ciudades que aun da la oportunidad de obtener la tan anhelada residencia australiana.  El camino es largo y recorriéndolo, comprendí que el proceso migratorio es una prueba mental, física y emocional que, al final, vale la pena.  Sin embargo, para superarla, desde mi experiencia, se necesitan entre otras cosas: buena actitud, paciencia, finalizar los estudios y alcanzar el puntaje requerido en el examen de inglés.

Les deseo mucho ánimo y suerte para todos los que han llegado y llegaran.  Y si quieren recibir un consejo sincero, recuerden que el primer paso para mejorar su experiencia en Australia es el aprender la lengua oficial de este país “ENGLISH”.

Salir de la versión móvil