Una Opción Diferente A La De Ser Madre

Igualdad para las mujeres

Hace pocos días, durante una fría tarde de invierno, regresaba a casa, mientras que escucha en la radio mi estación favorita.  Nunca había coincidido con el programa que se transmitía justo en ese momento, sin que supiese que ese es el único programa de radio conducido, exclusivamente, por mujeres en este país, seguí conectado siguiendo la temática.    Al descubrir que las presentadoras estaban dando algunos consejos, a sus pares féminas, en cuanto al como conquistar a un millonario, decidí que aquel tópico no era para nada de mi interés y cuando estaba a punto de cambiar la frecuencia, acaparó mi atención que una de las oyentes llamó y expresó su inconformismo con el tema del día.

Con el programa al aire, no creo que un presentador este totalmente preparado para recibir semejante argumentación de parte de una de las seguidoras, con el que, se le derrumba su temática, la que me imagino, debería ser una lista de sutiles consejos de coquetería, modales, moda y lugares a frecuentar, si se tiene como objetivo el conseguir a un hombre rico y poderoso con el cual vivir el felices para siempre.   De todos los argumentos que empleó la oyente, el que más quedó, dando vueltas en mi cabeza, fue la siguiente expresión: “¿Por qué quieren perpetuar esa arcaica ideología en la que las mujeres, tan solo, tenemos como opción ser madres o esposas?”

La pequeña controversia alcanzó su punto más álgido cuando la presentadora, erradamente desde mi punto de vista, sugirió que los comentarios de la oyente eran producto de su condición sexual, a lo que la participante, con mucha molestia, le aclaró que ella no era lesbiana y que si aun así lo fuera, cualquier mujer en este mundo, debería tener la oportunidad de crear, para ella misma, una futuro diferente a la de ser una persona destinada, exclusivamente, a la crianza de sus hijos y al depender económicamente de otra persona y de su generosidad.

Las palabras de la radioescucha me llevaron directamente a mi pasado, a los primeros años de mi adolescencia, mi memoria recordó, con precisión, la voz de un hombre mayor que explicaba las primordiales diferencias entre los hombres y las mujeres, en las cuales, claramente nuestro papel masculino era, básicamente, ser el proveedor y señor de nuestro hogar, y el de ellas, el femenino, el de concebir nuestra descendencia y atender todos los asuntos hogareños con el único propósito de mantener la armonía familiar.

La temática de aquel programa de radio me recordó uno de los motivos, por los cuales, he creído en la necesidad de derribar esa negativa percepción de superioridad masculina que limita el papel, la relevancia y, en muchos casos, el futuro de las mujeres.  Aunque no sea una fuente de orgullo personal, debo reconocer que el machismo estuvo presente en mi círculo familiar y social por muchos años, y fui testigo del como muchas de mis conocidas vieron frustrados sueños de estudiar o alcanzar algún tipo de desarrollo profesional, e incluso, recuerdo que muchas de ellas dependían de su esposo para comprar aquellas cosas intimas y personales que son solo importantes, entendibles y necesarias para una mujer.

De igual forma, recordé los tiempos en que tuve la oportunidad de trabajar en una hermosa región ubicada en la costa norte de Colombia.  Allí los indicadores de pobreza y la falta de oportunidades son muy altos, y si hablamos de la situación para las mujeres, los datos pueden llegar a ser aún más preocupantes.  Fui testigo de primera mano del como jóvenes adolescentes se convertían en madres y debían entregar sus sueños y hermosos años de juventud a la crianza de hijos y la atención de un hombre que les proveía el sustento diario, en muchos casos no por gusto o por propia determinación, al contrario, sino porque esa era la única forma de asegurar un pan en la mesa.

En esa experiencia, también, me di cuenta de que vivimos en un mundo que es mojigato, en muchas ocasiones, y que pretende evadir una realidad social que pareciese patrocinar el comportamiento de aquellos hombres que van dejando sus retoños por ahí como aquel marinero que deja un amor en cada puerto, dejándole a la madre la responsabilidad y el peso de la formación de aquellos hijos que son abandonados por aquel amante fugaz que partió y nunca más volvió.  Lo anterior, dejándome un personal sin sabor, con el cual, aun no logro entender el por qué la educación sexual resulta ser un tema tan controversial, aun cuando, el número de embarazos no deseados va en aumento en muchos de nuestros países latinoamericanos, especialmente, en niñas que hasta ahora inician su adolescencia, trayendo para ellas consecuencias económicas y sociales que sin duda afectarán su futuro de forma negativa.

Entonces, para concluir y sin querer expresarme de forma negativa en cuanto a la maternidad y al sueño anhelado de muchas de llegar al altar, si considero importante que las mujeres tengan la oportunidad y el derecho de una visión diferente en cuanto a su futuro, incluso ese mismo que sus progenitores o sociedad quieren limitar, ya sea por restricciones económicas, por tradiciones socioculturales, falta de educación o creencias religiosas.  Compartiendo lo que la oyente reprochaba en aquel programa de radio, las mujeres debiesen tener claro que antes de convertirse en esposas o madres, existe un mundo de opciones para ellas que les permitirán asegurare un mejor porvenir para ellas mismas, e incluso, para sus futuros hijos y familias.

 

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4 respuestas a “Una Opción Diferente A La De Ser Madre”

  1. Desafortunadamente esta situación pasa en nuestra cultura latina, en donde la mujer no es valorada como debe ser. Muy buen punto mi querido amigo.

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