
¿Te sientes satisfecho con tu vida?
Cuando terminé de escribir mi primer libro, Saman y la gran montaña, imaginaba que en cuestión de días pasaría de ser un estudiante anónimo, en un país extranjero, que pelaba papas en un restaurante de comida española durante los fines de semana, a recorrer el mundo promocionando la novela número uno en ventas. Los meses fueron pasando y a pesar de que la esperanza de convertirme en un éxito literario aún se mantenía, lo cierto es que mi mente, mientras que mezclaba los huevos necesarios para preparar las tortillas de patatas, me empezaba a decir que esto de la escritura no sería más que un sueño frustrado.
A pesar de que nada pasaba con mi novela y que no recibía respuesta alguna a los cientos de correos electrónicos que envié a editoriales y agentes literarios presentando mi libro, fui encontrando en la literatura una forma muy personal y profunda de poder expresar lo que llevaba en mi mente y corazón. Sin darme cuenta empecé a descargar mis sentimientos reprimidos a través de las yemas de mis dedos cada vez que tocaba el teclado de mi computador. Entre lágrimas y risas sentía que algo cambiaba, me iba sintiendo más liviano y pasaba menos tiempo dándole vueltas a los mismos pensamientos negativos que, en ocasiones, se llevaban mi paz interior y me enviaban de regreso a un pasado toxico.
En las letras descubrí el espacio en el que, por primera vez en mi vida, me sentía libre y completamente autentico. Sin fachadas, miedos o con la necesidad de agradarle a la gente, fui experimentando la agradable e indescriptible sensación de sentirme tranquilo. Sin embargo, sin haber cumplido con el propósito de dar a conocer mi libro de forma exitosa, me di a la tarea de indagar el cómo lograr que mi obra se posicionara en los listados de libros mas vendidos. Mi búsqueda me llevó a varios cursos que ofrecían convertirme en un escrito renombrado y exitoso.
Con la ilusión de lograr lo que prometían los gurús en ventas de libros, me embarqué de lleno en la creación de contenido para mis redes sociales, la apertura de un blog dedicado a temas literarios y la promoción de mis publicaciones. Sin ser consciente de lo que sucedía, o quizás obnubilado por la ambición de vender cientos de ejemplares de mi libro, terminé atrapado en una rutina agotadora que no duró más de un trimestre. De a poco, fui escribiendo menos y empezó a florecer en mi un sentimiento de fracaso que terminó acompañándome por varios meses.
Desanimado, me costaba trabajo el sentarme a escribir. Con grandes apuros logré terminar la revisión del segundo libro y aunque las ideas estaban ahí presentes, estas no se convertían en palabras, oraciones y párrafos. Por semanas, la inspiración me dejó a la deriva en un océano en el que parecía que mi vida como escritor se hundiría y con mi mente recriminándome el no crear nada, decidí darme un tiempo y dejar de seguir haciendo todo lo que me arrebata mi paz interior.
preguntándome el qué hacer y suplicando por un pequeño destello de luz que iluminase mi camino, me encontré con el podcast de un hombre llamado Eckhart Tolle, en el cual, escuché la respuesta o, mejor dicho, la pregunta que tanto estaba esperando. ¿Qué pasaría con mi vida si por algún motivo no logro el éxito como escritor? ¿Aun así seria feliz? ¿Dejaría que el fracaso en un proyecto determinara el rumbo de mi vida?
Esas y otras preguntas, como una ráfaga de pensamientos, bombardearon mi mente. Al comienzo me sentí más confundido y desanimado, pero lo cierto es que entendí finalmente lo que significa una probabilidad; ojalá me hubiese pasado en la Universidad cuando la estadística me hizo tener dolores de cabeza. Comprendí que siempre habrá dos opciones: lograr lo que se desea o no lograrlo. Pero para mí, además de alcanzar un nirvana estadístico, lo importante es que fui capaz de cuestionarme, sincera y honestamente, si escribo por qué es una forma de darle voz a mi alma, o es, simplemente, una forma de demostrarle a los demás que hago algo interesante.
Después de días de autorreflexión y de esquivar la tentadora seducción de aparentar o lograr a como dé lugar el éxito, decidí que solo quiero hacer lo que llene mi ser, enriquezca mi espíritu, me ofrezca tranquilidad, así sea tan solo por un instante, y me permita encontrar mi propia voz. El número de libros vendidos, seguidores en las redes sociales, o los me gusta en mis publicaciones, no podrán determinar lo que este corazón necesita sentir y el compromiso conmigo mismo será el ser feliz, sin aparentar la felicidad y es escribir lo que como lector me gustaría leer.
Así que aquí estoy de nuevo, con el blog original que creé para explorar temas cotidianos, reflexionar acerca de la vida, nuestros sueños y fracasos, ilusiones y desilusiones, y muy importante, decirte a ti, querido lector, que en este mundo no puede existir nada más esencial que el compromiso personal e inquebrantable de ser gentiles con nosotros mismos y auto ofrecernos el amor que, en muchas ocasiones, no encontramos en ese mar de corazones vacíos que piensan que un momento de placer o diversión es la medicina que les sanará su infelicidad.
Como siempre, mil gracias por leerme.